El lobo de Wall Street

Gran película, que muchos conocemos y que me persigue en mi vida, conforme la gente va descubriendo en qué trabajo, porque normalmente terminamos hablando de ella.

Después de muchos años, la semana pasada quise volver a ver la película, porque Wall Street vuelve a estar de moda, tenemos unos índices en máximos históricos, cada vez más gente conoce a los 7 magníficos, algunos están buscando una corrección en la acción de Nvidia para subirse a la ola de la inteligencia artificial y los más atrevidos intentan adivinar la próxima compañía que resultará ganadora en la revolución que se avecina.

Sabéis un secreto, mi trabajo poco se parece al de Jordan Beltford en la película, con mucho lectura y análisis y más Excel, y el único parecido pudiera ser el programa Reuters que tenemos en nuestra oficina (y me temo que ni eso, porque en aquella época deberían tener Bloomberg).

Pero por suerte, Libertas comparte gran parte de mis criterios de inversión, y me permite trabajar en lo que me gusta, analizando y gestionando una cartera donde buscamos compañías de calidad, más predecibles, pero que difícilmente estarán de moda. Así, tenemos fabricantes de vidrio (Vidrala), barricas de vino (TFF) o papeles especiales (Miquel y Costas), ejemplos donde con paciencia terminaremos recogiendo su capacidad de generar valor y sus crecientes resultados. Y como no están de moda y son más pequeñas, algunas veces, la propia dinámica del mercado te permite comprarlas a muy buenos precios, debido a caídas totalmente injustificadas.

Es por ello, que prefiero que sean otros los que intenten descubrir cómo nos va a cambiar la tecnología y los que inviertan en las compañías qué están más de moda, que yo me quedo con mis Vidralas, mis TFFs y mis Miquel y Costas que en el medio plazo difícilmente me defraudarán. Y, por cierto, aunque ya tiene muchos años, para mí, El lobo de Wall Street sigue siendo la mejor película sobre el mundo de la bolsa.

Vicente Muñoz - Analista de Libertas 7